DUA y gamificación: todos juegan, todos aprenden
La gamificación no es solo sumar puntos. Bien diseñada, permite que cada alumno/a encuentre su propio camino dentro del juego.
Algunas claves DUA en gamificación:
- Rutas o niveles alternativos: no todos deben pasar por las mismas misiones; ofrecer opciones da sensación de autonomía.
- Variedad de roles: no todos tienen que ser líderes o estrategas; algunos pueden ser exploradores, creativos, mediadores…
- Múltiples formas de mostrar logros: puntos, insignias, avances visuales o reconocimientos orales.
- Narrativas que conecten emocionalmente: elegir historias inclusivas, con referentes diversos y sin estereotipos.
- Cooperación como eje: misiones grupales donde el éxito depende del aporte de todos, no solo de los más rápidos.
Ejemplo: En una aventura gamificada sobre sostenibilidad, los equipos elegían su misión (ODS diferente) y completaban retos adaptados a sus intereses: crear un podcast, diseñar una campaña o construir un prototipo.
DUA y ABP: proyectos que se adaptan a las personas
El ABP encaja de forma natural con el DUA, porque permite partir de la diversidad y dar voz al alumnado.
Aplicaciones prácticas:
- Entrada múltiple al proyecto: vídeo, historia, experiencia o experimento. Cada alumno/a conecta de forma distinta con el reto.
- Tareas con diferentes formatos: informes, maquetas, vídeos, exposiciones, dramatizaciones, podcasts…
- Trabajo cooperativo con roles rotativos, para garantizar que todos participen desde sus fortalezas.
- Evaluación flexible: rúbricas compartidas, autoevaluación y coevaluación adaptadas al nivel de cada grupo.
Ejemplo: En un proyecto sobre la energía, el alumnado diseñó soluciones para ahorrar electricidad en el colegio. Unos programaron sensores, otros crearon carteles, otros grabaron vídeos explicativos. Todos aportaron desde su talento.
DUA y Educación Física: movimiento para todos
La Educación Física es el escenario ideal para aplicar el DUA, porque cada cuerpo aprende de forma diferente.
Claves prácticas:
- Propuestas con distintos niveles de dificultad, donde cada alumno/a elige el reto que se ajusta a sus capacidades.
- Énfasis en la cooperación más que en la competencia.
- Materiales variados y accesibles, que favorecen la participación de todos/as.
- Reflexión posterior sobre las emociones y aprendizajes vividos.
Ejemplo: En un circuito motor cooperativo, cada grupo debía superar pruebas donde no ganaba quien más corría, sino quien ayudaba mejor a los demás. Al final, reflexionamos sobre empatía y trabajo en equipo.
Conclusión: diseñar para todos no es complicar, es enriquecer
Aplicar el DUA no implica preparar más actividades, sino pensar mejor las que ya hacemos.
Significa entender que la diversidad no es un obstáculo, sino la esencia de nuestras aulas.
Y cuando diseñamos desde esa mirada, la inclusión deja de ser un objetivo… y se convierte en una realidad cotidiana.
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