Las agrupaciones también educan
Cada vez que organizamos un grupo, enseñamos algo más que habilidades motrices: enseñamos a escuchar, compartir, aceptar, liderar y confiar.
La forma en que distribuimos el alumnado influye en la motivación, la autoestima y el clima emocional de la clase.
Por eso, las agrupaciones no deberían ser fruto del azar o la costumbre, sino una decisión pedagógica con propósito y coherencia con lo que queremos potenciar: cooperación, inclusión, responsabilidad o reto.
Tipos de agrupaciones y cuándo utilizarlas
- Trabajo individual: perfecto para retos personales o circuitos donde cada alumno/a avanza a su ritmo y se autoevalúa.
- Parejas: ideales para juegos de oposición controlada, acrosport o expresión corporal. Fomentan la confianza y la empatía.
- Pequeños grupos: permiten cooperar, crear y tomar decisiones conjuntas. Muy útiles en proyectos o dinámicas donde cada rol cuenta.
- Equipos grandes: refuerzan la identidad grupal, el liderazgo compartido y la estrategia común. Funcionan muy bien en ligas, torneos o narrativas gamificadas.
Cómo lo hago yo: la magia de agrupar jugando
En mis clases, las agrupaciones forman parte del propio relato de aprendizaje. No son solo equipos: son casas, colores o tripulaciones que conectan con la narrativa gamificada del curso.
- En una experiencia basada en Harry Potter, el alumnado se agrupa en casas como Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin. Cada casa tiene su propio emblema, valores y misiones colectivas. Esto refuerza la cooperación y la pertenencia, no solo la competición.
- En otra propuesta inspirada en Among Us, los grupos se forman por colores de tripulación, y cada color representa un rol dentro de la nave: investigadores, ingenieros, comunicadores…
A través de los juegos, deben superar retos y colaborar para “mantener la nave en funcionamiento”. Es una forma divertida de trabajar el trabajo en equipo, la estrategia y la comunicación sin excluir a nadie. - En dinámicas más abiertas, alterno agrupaciones aleatorias o por afinidades, pero siempre con rotación de roles y equipos, para que todos experimenten diferentes papeles dentro del grupo.
Estas agrupaciones no solo sirven para organizar la clase, sino para dar sentido al aprendizaje, despertar emoción y reforzar valores como la cooperación, la empatía o el respeto.
Agrupar también es incluir
Una buena agrupación puede cambiar por completo la experiencia de un alumno/a.
Cuando mezclamos niveles, estilos, ritmos o roles, fomentamos la inclusión y ayudamos a que todos sientan que aportan algo valioso.
En mis clases, procuro que nadie quede siempre en el mismo grupo o con el mismo rol: la rotación y la diversidad enriquecen el aprendizaje y la convivencia.
Formar grupos, formar personas
Agrupar no es solo organizar la clase: es diseñar experiencias que construyen comunidad.
Cuando el alumnado aprende a colaborar con quien es diferente, a respetar los turnos, a ayudar y a celebrar los logros de otros, la Educación Física se convierte en mucho más que movimiento.
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