No todo es competencia: cómo fomentar la colaboración desde el juego

Cuando hablamos de gamificación en el aula, uno de los riesgos más comunes es que el juego se convierta en una carrera frenética por acumular puntos o subir en los rankings. Pero, ¿y si el verdadero motor del juego no fuera la competencia, sino la colaboración? Desde mi experiencia como docente de Educación Física, robótica y proyectos ABP, he comprobado que las dinámicas cooperativas generan un aprendizaje más profundo y un ambiente de clase más positivo. Aquí te comparto algunas claves y ejemplos para que el juego fomente la colaboración y no solo la competencia.

1. Plantear misiones compartidas

En lugar de retos individuales, diseño misiones en las que todo el equipo debe cooperar para avanzar. Por ejemplo, en robótica, los grupos trabajan juntos para construir y programar un robot que debe superar obstáculos. El éxito depende de la aportación de cada uno y de la coordinación del equipo, no solo del más rápido o habilidoso.

En Educación Física, he usado juegos en los que el objetivo es que todo el grupo complete un circuito sin que nadie se quede atrás. Así, se fomenta la comunicación, la ayuda mutua y la estrategia conjunta.

2. Roles rotativos que empoderan

Para que cada alumno sienta que aporta, suelo asignar roles rotativos durante las actividades. En un proyecto ABP, por ejemplo, unos alumnos pueden ser coordinadores, otros encargados de documentación, otros creadores de materiales, etc. Así, todos participan y aprenden diferentes habilidades, y la responsabilidad se reparte.

3. Dinámicas cooperativas frente a la hipercompetencia

Evito juegos en los que solo un ganador se lleva todo y los demás quedan relegados. En su lugar, planteo dinámicas donde el éxito del grupo es la meta común y donde se valoran también la solidaridad, la escucha y la empatía.

Un ejemplo en robótica es crear desafíos en los que los equipos deben colaborar para resolver una tarea conjunta, intercambiando recursos o información, en vez de competir por ser los primeros.

4. Feedback que refuerza la colaboración

El feedback en estas actividades destaca no solo los logros individuales, sino especialmente las actitudes colaborativas: cómo se han apoyado, cómo han resuelto conflictos o cómo han adaptado su estrategia en equipo.

En definitiva

Fomentar la colaboración desde el juego no solo enriquece la experiencia educativa, sino que también contribuye a construir grupos más cohesionados, respetuosos y creativos. La gamificación puede ser mucho más que puntos y rankings: es una oportunidad para enseñar a trabajar juntos, valorar el aporte de todos y disfrutar aprendiendo.

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