Ser exigentes con la selección del profesorado: una cuestión de futuro

La calidad de un sistema educativo nunca superará la calidad de sus docentes. Esta idea, repetida en informes y estudios internacionales, no es un eslogan: es una realidad que vemos cada día en nuestras aulas. Y por eso, ser exigentes en la selección del profesorado no es un capricho, sino una necesidad para garantizar el derecho a una educación de calidad para todos los alumnos/as.

El docente como pieza clave

Un profesor no es solo un transmisor de conocimientos. Es guía, referente, acompañante, modelo. Su actitud, su compromiso y su preparación impactan directamente en el aprendizaje, la motivación y la autoestima de los estudiantes. Por eso, no da igual quién está frente a un grupo de niños/as o adolescentes.

Exigencia no significa elitismo

Ser exigentes no es pedir docentes “perfectos”. Significa asegurar que quienes llegan a las aulas tienen las competencias, la vocación y la formación necesarias para ejercer una tarea tan compleja como educar.

Implica seleccionar perfiles con:

  • Sólida preparación académica en su área.
  • Competencias pedagógicas: saber enseñar, no solo saber del tema.
  • Capacidades digitales y metodológicas acordes a la sociedad actual.
  • Inteligencia emocional para gestionar grupos, conflictos y diversidad.
  • Compromiso ético y social con la educación como bien común.

Un sistema que cuide y acompañe

La exigencia debe ir acompañada de apoyo. No basta con seleccionar a los mejores: hay que formarlos, evaluarlos y acompañarlos durante toda su carrera profesional. La formación inicial rigurosa, el acceso justo y transparente, y la formación continua son las tres patas de un mismo banco.

Lo que nos jugamos

Si no somos exigentes, lo que está en juego no son solo resultados académicos. Es la confianza de las familias, la equidad del sistema y, sobre todo, el futuro de cada alumno/a que merece ser acompañado por un buen docente. La mediocridad en la selección del profesorado se traduce en desigualdad en las oportunidades educativas.

La educación es demasiado importante como para dejarla en manos del azar. Ser exigentes con la selección del profesorado es apostar por el futuro de nuestros niños y niñas, por la calidad de nuestras escuelas y por el progreso de nuestra sociedad.
No se trata de pedir más de lo que un docente puede dar, sino de asegurarnos de que quienes llegan a la profesión lo hacen preparados, acompañados y con la ilusión de transformar vidas.Más reflexiones breves y novedades en Twitter/X.

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